La vida es un regalo…

A veces la vida se muestra cruel, sin tregua,  nos muestra su dureza con personas que consideramos que no se lo merecen, lo que nos hace sentir una profunda sensación de injusticia. La muerte inesperada o trágica de alguien es difícil de aceptar, pero si además la persona es joven, lo consideramos un error, algo que no debería suceder… esos pensamientos son los que en un primer momento, vinieron a mi mente cuando me enteré  por los medios de comunicación, de la muerte de María de Villota el pasado 11 de octubre.
No conocía personalmente a María, lo cual no era impedimento para admirarla como admiro a toda aquellas mujeres pasadas y presentes que han luchado y  luchan por destacar, por tener un nombre y un lugar en un terreno predominantemente masculino.  Ella fue pionera en su campo, el automovilismo, tuvo que trabajar y persistir para demostrar su valía en un mundo en el que al comenzar la miraban con complacencia por ser hija de, por ser mujer, pero cuando comienza a destacar las cosas cambian, no lo tuvo fácil, pero su tesón la llevó a conseguir sus  objetivos, entre ellos, llegar a la F-1.
Al sufrir un terrible accidente en el  2012 mientras realizaba pruebas con su equipo de F1, estuvo a punto de perder la vida, perdió un ojo, lo que la apartó para siempre su sueño de ser piloto F-1, no obstante, un vez más demostró su carácter luchador  que unido al apoyo de sus seres queridos, le permitió reinventarse, construir nuevos objetivos, recuperar su carnet de conducir, seguir trabajando en el automovilismo de otra forma y comprometerse con causas sociales.
Cuando alguien muere, nos encargamos de ensalzar su memoria, como una forma de asimilar la pérdida,  escuchando a quienes la conocieron e hicieron parte de su vida, todos coincidían en resaltar su capacidad de superación, su esfuerzo, su pasión y sonrisa. Hermosas cualidades y valores, para ser recordado.
En su «segunda vida» dedicó buena parte de su tiempo a trasmitir su experiencia, a enseñar a otros a cómo superar retos y afrontar la vida después de un gran revés. Escribió un libro que iba a presentar pocos días después de morir a los 33 años, por secuelas del accidente que sufrió en el 2012.
¿Por qué alguien así muere? especialmente después de haber luchado tanto por su vida…  la respuesta dependerá de cada uno, para mí  tiene un especial sentido desde lo espiritual, desde mis creencias, pero Independientemente de ellas y aunque el título de su libro hoy suene cuanto menos paradójico «la vida es un regalo», para mi la suya habla de un magnífico ejemplo de superación, de la capacidad que tenemos los seres humanos de reponernos de los peores eventos de ésta tragicómica vida.
La vida de María de Villota, habla  de lo que en psicología se conoce como resiliencia, es decir, la capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia profesional y personal.  Aquellas personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés, soportando mejor la presión, lo cual les  permite una sensación de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar retos.
Para mí desde lo personal y lo profesional, sólo puedo decir gracias María, tú vida fue un regalo, un ejemplo de superación y de excelencia para todos y todas. DEP.

2 pensamientos en “La vida es un regalo…

Deja un comentario